domingo, 18 de septiembre de 2016

COMENTARIOS CRÍTICOS A LA PONENCIA MARCO DEL PSC - III

4. QUÉ CATALUÑA
Hoy, una vez más, hay quien pretende imponernos un paréntesis en el que haya una sola finalidad: “Cataluña”, una patria abstracta, ahora míticamente independiente, que deje de lado la natural confrontación derecha/izquierda. Huelga decir que esto es inviable, porque topa con la realidad cotidiana y con los problemas sangrantes que se dan. Y se corresponde con las clásicas formas que se ha inventado siempre la derecha para tratar de preservar sus intereses. No hay causa catalana sin atender las preocupaciones de la ciudadanía catalana(1); sería una cáscara vacía, una nostalgia, una excusa, una trampa. La cuestión es la Cataluña real, la de ahora y aquí, hecha de gente concreta, con sus sufrimientos, necesidades, urgencias, deseos, ideales. La nación es el consenso básico que nos cohesiona. Y es temerario, para la nación, ignorar la gente que la conforma(2). Por ello, la cuestión no puede ser sólo “Cataluña”, sino “qué Cataluña”.
(1)Es que para los socialistas y para la izquierda lo que se tiene como objetivos es satisfacer las necesidades y los derechos de la población, tratados como ciudadanos, con las mayores cotas posibles de libertad y fomentando la igualdad, única manera de conseguir una sociedad más justa. 
(2) Si el termino nación supera lo que se entiende como equivalente que es el Estado y lo construimos a partir de una supuesta identidad cultural entramos en un terreno que no es el del socialismo sino el del nacionalismo.
La Cataluña que queremos, por otra parte, es la única que puede cuajar y perdurar, la que se hace inseparable de la gente, en su pluralidad, la que se convierte en proyecto colectivo, ampliamente compartido, integrador, innovador, transformador; la que se confunde con el impulso de libertad y de justicia de las personas concretas. En palabras de Rafael Campalans, “Cataluña no es sólo el pasado, la historia, los muertos ..., sino que es sobre todo un anhelo regenerador que se encomienda a todos los hombres y mujeres que viven”. Esta es nuestra Cataluña, la Cataluña de la gente, la Cataluña socialmente ambiciosa, que se sitúa a la cabeza de los ideales de progreso humano(2).
Es evidente que si eso es así, si somos conscientes de ello, si entendemos que la historia solo sirve para entender el presente y nunca como justificación de las acciones políticas que se desarrollen en el futuro, entonces no podemos pretender  hablar de derechos históricos ni de modelos lingüísticos sacralizados, no podemos considerar que los limites no son preconcebidos que somos catalanes, como españoles, como europeos, como ciudadanos
Cabe preguntarse, hoy, cómo podemos ser útiles en Cataluña, a su gente. Cómo se ha de traducir en acción política concreta la voluntad de servicio que nos acompaña desde el nacimiento del PSC. Cómo esta voluntad nuestra se suma a muchas otras voluntades de colectivos políticos y sociales con los que compartimos, plena o parcialmente, el diagnóstico sobre los problemas de nuestra sociedad, así como la visión sobre el futuro al que aspiramos.
Nuestra experiencia reformadora y transformadora nos hace conscientes de que, para acertar en la acción política y social, hay que atinar primero en hacerse las buenas preguntas, sin la petulancia de hacer ver que sabemos todas las respuestas y soluciones, sino con la disposición de buscarlas más allá de nosotros mismos, acudiendo al gran caudal de conocimiento y de experiencias que genera una sociedad cada día más abierta, más culta y más exigente. De esta interacción entre la política, la sociedad del conocimiento y los movimientos sociales, deben salir las políticas acertadas, viables y evaluables. Es con este espíritu que nos planteamos cómo podemos ser útiles a la hora de afrontar las cuestiones clave que afectan a nuestro pueblo:
Cómo podemos ser útiles para la superación justa de la crisis económica y social, revirtiendo la tendencia a una creciente desigualdad y suturando las fracturas sociales y generacionales.
Cómo podemos ser útiles para detener y superar la división de la sociedad catalana y para darle un nuevo horizonte nacional compartido.
Cómo podemos ser útiles para encontrar un nuevo esquema de relación entre Cataluña y el resto de España que sea solidario en las dos direcciones y que comporte una plena realización nacional de Cataluña. 
Cómo podemos ser útiles para recuperar la confianza en la democracia y sus instituciones, profundizándola y abriendo auténticos canales de participación y de corresponsabilidad ciudadana.
Cómo podemos ser útiles para hacer de Cataluña un país avanzado(3) y de nuevo pionero, con una ciudadanía cada día más culta, más libre, más solidaria, más responsable, más feliz.
(3) como podemos hacer de Cataluña, y por supuesto de España, pero también de Europa y del mundo,una sociedad más avanzada, con personas más libres.. conscientes de que nuestras políticas deben trascender de lo local, deben mirar a los espacios políticos a los que pertenecemos y mejorarlo, debemos considerar que los problemas globales deben solucionarse globalmente y lo local solo es una parte. El narcisismo de centrarse demasiado en lo propio no ha sido nunca una buena solución desde la izquierda. Nuestra preocupación es mejorar la sociedad, la nuestra y la de todos.

5. LA AGENDA DEL SOCIALISMO CATALÁN
1.UNA SALIDA JUSTA DE LA CRISIS ECONÓMICA,
que no grave una vez más sobre los de siempre, que restituya los equilibrios perdidos, debe conjugar unas políticas que aseguren: 
—Un crecimiento económico sostenido y sostenible, capaz de generar puestos de trabajo de calidad, lo que reclama la reorientación progresiva de nuestro modelo productivo y energético, una reforma del mercado de trabajo para acabar con su crónica dualidad. Y una previsión relativa a la sustitución, como vía de redistribución de la renta, los ingresos personales resultantes del trabajo humano que debe hacerse progresivamente sobrante, por causa de la creciente automatización de la producción, que debe comportar también un incremento de la productividad y de las ganancias a socializar y a redistribuir.
—la adopción de medidas urgentes destinadas a hacer frente y superar las situaciones agudas de pobreza y precariedad.
—El fortalecimiento de los pilares básicos del Estado del Bienestar (sanidad pública, educación pública, atención a la dependencia y pensiones) con reformas que garanticen la equidad y la sostenibilidad.
—Un replanteamiento de las finanzas públicas, con una reforma fiscal progresiva, que acabe con el crecimiento de las desigualdades y que combata con eficiencia el fraude fiscal y la existencia de paraísos fiscales.
—Un nuevo enfoque de la solidaridad, que ponga el énfasis también en su vertiente intergeneracional y que afecta a cuestiones esenciales como la educación, el mercado de trabajo, la financiación de la deuda pública y la sostenibilidad ambiental.
2.LA SUPERACIÓN DEL GRAVE CALLEJÓN SIN SALIDA EN QUE SE ENCUENTRA CATALUÑA
pide un cambio drástico de condiciones internas y externas:
—Una apuesta inequívoca por el reencuentro de la ciudadanía catalana en una causa común que recupere y fortalezca la unidad civil de nuestro pueblo.
—La suma de toda la fuerza disponible en el servicio de una estrategia nacional sólida y compartida.
El reconocimiento claro y limpio de la nación catalana por parte del conjunto de la sociedad española.(1)
—Una relación con el Estado que, partiendo de un marco federal, se base en el reconocimiento sin tapujos de su realidad plurinacional(2).
—Un pleno y mejor autogobierno, más eficiente, más participado, capaz de articular un impulso mancomunado de todos los agentes sociales de progreso.
—Un marco competencial que conlleve el pleno autogobierno, en el marco de unas interdependencias hispanas y europeas que no resulten un lastre, sino un trampolín y que proyecten la nación catalana hacia el futuro y hacia la primera línea europea(3).
—La garantía de los recursos financieros debidos, a partir de un modelo de financiación que incluya la corresponsabilidad fiscal real y que se base en los criterios de solidaridad, de ordinalidad y de gestión compartida(4).
—La participación de Cataluña(5) en el primer plano de las responsabilidades políticas españolas y europeas.
—Un marco español que permita la asociación voluntaria entre comunidades(6), con vistas a la Eurorregión del Mediterráneo Occidental, en la coordinación de las políticas en favor de la lengua catalana en sus diversas modalidades(7), etc.
—La asunción, por las instancias estatales españolas, de su responsabilidad en la protección y el desarrollo, no sólo de la lengua castellana, sino también de la lengua catalana, de su unidad y de la cultura que se expresa en lengua catalana(8) .
Para conseguirlo, reclamamos, en el marco de una reforma constitucional española de carácter federal, el pleno reconocimiento del carácter nacional de Cataluña(9), de sus derechos históricos y de la singularidad de su autogobierno.
Esta reforma constitucional debe ofrecer el marco de un acuerdo bilateral entre Cataluña y el resto de España(10) que sea refrendado por el pueblo de Cataluña( 11), que así decidirá libremente su relación con el Estado, como ya se ha hecho, por otra parte, con el referéndum de los Estatuts de 1979 y 2006, en los que el pueblo de Cataluña decidió ratificar los acuerdos alcanzados por sus representantes(12).
(1) Si entendemos por una nación un Estado de derecho, que es España, no tiene sentido pretender que se reconozca a Cataluña como una nación.  Cualquier grupo humano diferenciado tienen  elementos iidentitarios y esto no debería tener consecuencias jurídicas. Podemos hablar de que una parte de la sociedad catalana desea ser tratados culturalmente de una forma diferente en cuanto que se sienten distintos. Teniendo en cuenta el principio de subsidiaridad inherente a un posicionamiento federalista ha de considerarse la autonomía cultural necesaria, sin que ello posibilite  ningún privilegio respecto a los derechos o a la distribución de recursos públicos.
(2) Si por plurinacionalidad  se habla de soberanías compartidas entre naciones  definidas por sus identidades culturales, entonces hemos de responder desde el ideario socialista, que al igual que tenemos un posicionamiento laico respecto a las religiones, también lo hemos de tener respecto a las culturas. Ese laicismo con respecto a la identidad es parte consustancial del lenguaje democrático y del esfuerzo de los trabajadores por alcanzar mayores cuotas de libertad e igualdad en un espacio político que garantice derechos y libertades.
(3)De nuevo hablar de posicionamiento ordinal. Realmente se busca conseguir construir una sociedad más igualitaria y se plantea una escala de primeros y segundos, en una competencia que recuerda a la suma cero.
(4) Los recursos financieros han de ser los necesarios para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, de todos los ciudadanos. El tema de la ordinalidad se basa en la aceptación de las balanzas fiscales entre nacionalidades y regiones españolas. El concepto de balanzas fiscales internas y de la necesidad de la ordinalidad –un concepto muy querido por fuerzas hostiles a la izquierda, lanzado por el nacionalismo más reaccionario- no puede entrar en consideración en un territorio en el que las barreras comerciales no existen por el hecho de ser un mismo país. La   redistribución fiscal es la manera de compensar mediante la redistribución yla prioridad es garantizar esos elementos vitales en sanidad educación inversión en infraestructuras…. Etc. Ahí el tema de la ordinalidad ha de tratarse como lo que es una propuesta de la derecha y en este caso de una ideología incompatible con la libertad y la igualdad…. En definitiva incompatible con la democracia.
Para poder efectuar una distribución justa que garantice a todos los ciudadanos unos mininos es necesario conocer cuales son las necesidades, las carencias de los habitantes de toda la entidad política a qla que se pertenece y solo desde ese conocimiento se podrá establecer un reparto social justo. Eso solo es posible si hay una consideración de que uno de los elementos claves en un estado social es la redistribución. Solo órganos centrales fuertes harán posible que las fuerzas centrifugas de las élites políticas locales con una tendencia a establecer sistemas clientelares podrían poner en peligro. Una apuesta progresista exige la aceptación del principio de subsidiaridad y en el tema de la distribución implica que es necesario instituciones centrales fuertes, capaces de conocer todo el territorio, alejado de los interés localistas.
(5) Cataluña ya partricipa en todos los órganos internacionales a través de la acción de gobierno de España, de igual manera que nominalmente España esta representada en el ámbito competencial correspondiente con la Comisión Europea.. No podemos pretender que nuestras élites locales estén en todos los niveles con su correspondiente CUOTA dando que eso implica una cosmovisión política localista y contrario a la visión de lo que la democracia representa… definiendo el todo y no la parte.
(6)Este plan ya es posible aunque sin las connotaciones irredentistas tan queridas por los nacionalistas. Las asociaciones voluntarias para proyectos se pueden realizar como una consecuencia del principio de subsidiaridad. Lo que no es aceptable es escamotear al sistema autonómico o al posible estado federal las perrogativas que se recojen (o recogerian ) en la Constitución.
(7) Si un objetivo del socialismo es el aumento del bienestar para aquellos que están en clara situación de desventaja, es decir  “las clases populares”, sorprende pues esa constante referencia a elementos simbolicos que han sido, y lo siguen siendo, el eje central de interés de aquellas fuerzas de ideología nacionalista.
De nuevo es posible leer que se esta substituyendo a la persona, como sujeto último de la acción política, por otros sujetos, que la izquierda siempre considero como objetos al servicio del sujeto político básico. Tanto la lengua como cualquier otros de los elementos simbólicos utilizados por el socialismo para recordar cuales son los intereses de la mesocracia nacionalista.
 (8)Exactamente de igual modo que se espera que un gobierno catalán socialista asuma su responsabilidad en el desarrollo también de la lengua castellana o española, dado que es un patrimonio valioso que además es la lengua de gran parte de la ciudadanía de Cataluña.
 (9) Si la nación es un consenso ¿Qué es lo que se pretende pidiendo que la Constitución lo recoja? Si lo que se pretende es introducir derechos políticos atribuidos a una entidad política construida a base de supuestos de identidad cultural, entonces es necesario preguntarse ¿Que tiene de socialismo eso? Evidentemente es, de nuevo, una propuesta que emana de posiciones ideologicas antagonicas con los postulados de la izquierda, una propuesta preilustrada e incompatible con esa sociedad innovadora y …….
(10)De nuevo una propuesta que deja bien claro que la nación de la que hablan no es un consenso…. Es un ente soberano que pretende llegar a un acuerdo con otro ente distinto, en igualdad de condiciones. Es de facto un reconocimiento de una secesión de facto. No solo choca con la condición básica que en una sociedad democrática, la soberanía reside en la totalidad de ciudadanos, sino que plantea un modelo político que nos retrotrae a modelos previos a la ilustración, la soberanía recae, para los que defienden esa propuesta, en un ente político, que ellos denominan nación, que no es la suma de los habitantes de la sociedad, sino que excluidos como ciudadanos, no son más que objetos que sirven para mantener la existencia de ese nuevo sujeto político que pretende constituirse en ente soberano.
(11)El refrendo en ese contexto no es una demostración de democracia sino que es la utilización de los habitantes para justificar su propia cosmovisión de la que los votantes no son más que meras comparsas.
(12)Ratificación sometida a una, previamente conocida, posible posterior revisión de su constitucionalidad tal como se recoge en el marco democrático aprobado en la Constitución.
Que ese orden abra la puerta a utilizaciones espúreas por parte de las elites políticas nacionalistas y sus correspondientes grupos económicos locales, debería ser una señal de alarma que recomendase a  la izquierda la realización de un cambio en el marco legal que forzase a pasar el filtro constitucional antes de pasar a la ratificación mediante referendo.
A menudo vemos representantes políticos que evitan tomar decisiones que podrían ser impopulares apelando a “consultar al pueblo” para esquivar riesgos políticos. Por ello, alcanzar un acuerdo justo, atreverse a tomar decisiones y someterlas a la ratificación de la ciudadanía aceptando que puedan ser rechazadas, es la grave responsabilidad que recae hoy sobre los representantes democráticos a ambos lados.
Determinadas votaciones no necesariamente se ajustan a los principios democráticos –imaginemos el caso de un referéndum para poder quitar la ciudadanía a una parte de la población que no encajase con elementos asociados a color de piel-. En un entorno que se ha caracterizado por la utilización masiva de los recursos públicos en una partidista dirección nos lleva a un cóctel no deseado que combina nepotismo y autoritarismo. Nuestra responsabilidad es exigir reforzamiento de los postulados democráticos y defender un espacio   político que no divida a los trabajadores como via para dificultar la explotación de clase.
Caso de fracaso, caso de que la ciudadanía catalana decidiera rechazar el pacto alcanzado por sus representantes, entonces sí, los socialistas catalanes propondríamos al conjunto de los españoles otros instrumentos democráticos (por ejemplo, una Ley de la claridad como la canadiense) que establecieran las condiciones para en su caso, verificar el apoyo ciudadano a una eventual secesión.
Una ley de claridad que posibilitase la subdivisión en diferentes entidades políticas que cualquier territorio, desacralizando el termino nación definido desde la óptica nacionalista. Una ley de Claridad que recoja una óptica de izquierdas y socialista, que afirme que el espacio político que afecta al conjunto de la ciudadanía no es susceptible dividirse en base a posicionamientos ideologicos reaccionarios, centrados en la identidad, que contiene elementos mimeticos de los oídos en Lombardia, y con suficientes dosis de supremacismo como para que   sea expulsado al basurero de la historia
Pero empezar por el final, como algunos pretenden, preguntando primero por la última de las opciones a considerar, es tanto como desahogar la presión negociadora hoy acumulada. En efecto, si una consulta de estas características fuera viable de entrada, querría decir que estamos ante un nuevo marco de diálogo restablecido entre Cataluña y España, ante un nuevo clima de entendimiento, lo que, junto con un debate sereno y profundo sobre los efectos positivos y negativos de la independencia, daría como resultado, muy probablemente, un no a la secesión. ¿Con qué fuerza se podría ir entonces a la negociación por un pacto bilateral ambicioso? Hay que empezar por someter a referéndum la posible renovación del pacto constitucional de 1978. Esto es lo que propone el socialismo catalán de acuerdo con el conjunto de los socialistas de España.
 6 .LA REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA
 Es necesaria para rehacer la confianza ciudadana y retornar a las instituciones su plena legitimidad. Esto supone avanzar simultáneamente en dos grandes objetivos: la mejora de la representación democrática y la mejora del buen gobierno
En cuanto a la mejora de la representación democrática, urge:
—La reforma de los partidos políticos, haciendo instrumentos más abiertos a la sociedad, menos endogámicos, más transparentes, más democráticos, más saludables.
—La reforma del sistema electoral, introduciendo una mayor proporcionalidad y circunscripciones más pequeñas que permitan una relación más estrecha y permanente entre electos y electores.
—El impulso de canales y mecanismos de participación ciudadana, de autogestión de los usuarios, de cogestión de los servicios públicos, de responsabilización de las personas.
En cuanto a la mejora del buen gobierno, hay que promover:
—El principio de legalidad
—La evaluación de las políticas públicas
—El rendimiento de cuentas respecto de cada proyecto, de cada cometido.
—La transparencia inmediata y continuada de la gestión.
—La autonomía de la administración respecto de los partidos, evitando la “colonización” partidista de las instituciones
—Medidas específicas y drásticas contra la corrupción.
UNA ESTRATEGIA PARA IMPULSAR LA AGENDA SOCIALISTA EN CATALUÑA
En cuanto al desarrollo nacional de Cataluña y a sus encajes hispánicos y europeos, pensamos que no valen decantamientos unilaterales e instrumentales, ni conservadores radicales, sino el máximo consenso nacional posible, tanto por razones tácticas -la fuerza de Cataluña ha radicado siempre en su máxima unidad- como por razones estratégicas -la nación no es otra cosa que el consenso permanentemente renovado de la ciudadanía. Nos opondremos, pues, a las pretendidas estrategias nacionales que esconden intereses exclusivamente partidistas y que pretenden suplantar la nación; se trata del nacionalismo, siempre instrumental, de la derecha catalana y de la derecha española y que a menudo contamina y confunde la vida política. En este sentido, proponemos la colaboración de las fuerzas parlamentarias que se reivindiquen del catalanismo para alcanzar el mayor entendimiento posible al servicio de Cataluña, de su ciudadanía plural, de su realización nacional, del pleno desarrollo de la lengua y la cultura que le son específicas; para construir una estrategia nacional compartida lo más mayoritaria y fuerte posible. Una nueva ENTESA DELS CATALANS.
En cuanto al impulso de nuevos horizontes de progreso que nos caracterizan como socialistas, pensamos que es fundamental articular la gran mayoría progresista y catalanista que existe en Cataluña. Una alternativa de izquierda que no puede basarse sólo en una alianza política, siempre frágil y al azar de los tacticismos partidarios, sino que reclama una mayoría social madura y consolidada, capaz de seguir críticamente tanto la obra de gobierno como el comportamiento político de unos y otros y de exigirles coherencia estratégica. El anterior gobierno de Entesa Nacional pel Progrés sufrió de la falta de este seguimiento social y de esta exigencia, lo que propició un grave déficit de cohesión interna. Hay que empezar, de todos modos, por articular esta mayoría políticamente, traduciéndola inmediatamente en el impulso de un amplio y diverso movimiento social y en una mayoría electoral. Sería insensato y reaccionario dificultarlo, no propiciarlo con generosidad y empuje. Tanto las izquierdas que tenemos nuestras raíces en el pasado colectivo, como las izquierdas de más reciente formación, debemos hacer nuestra esta responsabilidad, sin conservadurismos partidistas. En este sentido, proponemos la más estrecha colaboración posible entre las FUERZAS DE IZQUIERDAS presentes en el Parlament de Catalunya para poner en común esta voluntad y tratar de dibujar una estrategia compartida de cambio y de articulación del bloque social y político que la ha de impulsar, una ALIANÇA CATALANA DE PROGRÉS.
EL PARTIDO QUE NECESITAMOS
Por eso necesitamos un partido
capaz de repensarse, de reformularse permanentemente, de emprender “nuevos inicios”, de pulsar la tecla “Reiniciar(1)”;
—en sintonía con la mayor exigencia democrática y de participación de nuestra sociedad, en particular de las jóvenes generaciones;
—de ancho espectro, pluralista,(2) capaz de reunir las muy diversas voluntades de cambio que se dan en Cataluña;
—flexible y creativo, permeable a las aportaciones innovadoras de todo el mundo, capaz de adaptarse a las nuevas realidades y exigencias y de formular las nuevas respuestas que piden tanto los viejos como los nuevos retos;
—expresión de las clases populares, de los hombres y mujeres en situación de precariedad, los trabajadores, los parados, los excluidos, de sus necesidades, anhelos y esperanzas(3).
—arraigado en todo el territorio de nuestro país,(4) capaz de erigirse en la más ajustada expresión de la pluralidad de nuestro pueblo;
—expresión de la Cataluña de progreso, fiel a las necesidades, intereses e ideales de la nación catalana(5) y abanderado -como decíamos en 1977-, de “Una Catalunya lliura, pròspera i sense classes”.
Con este fin, nos proponemos, de entrada, la constitución de un Consell Obert del PSC, donde participen el Consell Nacional del PSC y otros socialistas y exponentes de izquierda no organizados en otros partidos, así como exponentes sociales diversos de signo progresista, con funciones de debate político y decisorias en cuanto a la orientación política general del PSC.
La reforma del sistema electoral debe ser un instrumento clave en esta dirección(6), un mecanismo de vinculación permanente con los electores y con la sociedad en general.
Pero debe ser también la cultura política, que debe saber entroncar como nunca con nuestras raíces libertarias, con la visión crítica del poder que le es propia, con la orientación participativa y autogestionaria que desprenden.
Sólo así, el PSC estará en condiciones de volver a jugar un papel decisivo y transformador, al servicio del pueblo raso y al servicio de Cataluña(7)
(1)El partido que se necesita es un partido que acepte que se ha equivocado dando apoyo a tesis que provienen del marco conceptual del nacionalismo. Que una vez parte de los responsables del desaguisado han marchado a partidos nacionalistas, se ha de hacer el reinicio y replantear los objetivos en la clave tradicional de la izquierda: alcanzar ma´ñs cotas de libertad e igualdad, construyendo un espacio que garantice derechos y libertades. 
 (2)siempre que se de entre aquellos que defienden el mismo objetivo, que planteen la distribución inherente a un estado social como un objetivo irrenunciable, que busque la superación de aquellos elementos que nos separan como trabajadores. La transversalidad con   el nacionalismo ha sido letal, en tanto que ahora estamos recogiendo los resultados de tantos años de políticas sustentadas en el nacionalismo. La situación de carrera hacia el totalitarismo, la perdida de libertades en aras de la nacionalista construcción nacional, el desvio de recursos públicos hacia políticas identitarias o consecuencias de la visión nacionalista…. Y LA OCULTACIÓN DE LA CORRUPCIÓN EN CUANTO QUE AFECTA AL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN NACIONAL.
 (3)Que es capaz de conocer sus necesidades, que aprovecha sus potencialidades, que evita que se introduzcan elementos legales que dificulten su acceso al mundo del trabajo bajo el pretexto de la necesidad de normalizar elementos simbolicos del imaginario nacionalista.
(4)Lo que se defiende como positivo para una parte de la entidad política reconocido internacionalmente en la que las clases trabajadoras deberían poder moverse libremente, también debería defenderse para todo el territorio internacionalmente reconocido… paso previo a avanzar a ámbitos superiores, en este caso el europeo… el resto es de nuevo caer en localismos pseudocantonalistas.
 (5)De nuevo hablar de necesidades e intereses de la ·nación”, a la que previamente en la única explicación de ese termino se le define como un consenso. ¿Esa nación tiene necesidades que son diferentes a conseguir mayores cotas de libertad e igualdad?
(6)No se avanza en la necesaria aclaración de que se ha de tender hacia un modelo que trate a una persona un voto, que evite la tentación de distribuir territorialmente el voto de forma que coincida con los intereses identitarios de los partidos nacionalistas.
 (7)La constante diferenciación entre pueblo y Cataluña es una coincidencia con el habitual discurso nacionalista basado en una concepción esencialista de la la nación. Cataluña es un espacio geográfico donde viven ciudadanos plurales que son los soberanos y donde existen clases sociales. No podemos hablar de Cataluña como de un bloque donde se diluyen los ciudadanos singulares, por un lado, y las clases sociales, por otro.






5. CONCLUSIONES
Observamos  en esta ponencia dos discursos ideológicos contrapuestos. Por un lado tenemos uno que es meramente declarativo, que incluye algunos lugares comunes de la izquierda; por otro lado un discurso nacionalista, que es el que parece determinar las propuestas concretas, en clara contradicción con la parte declarativa anterior.
 Estas propuestas concretas se realizan habiendo evitado, y dado el conjunto habría que concluir que se hizo interesadamente, definir determinado el concepto de nación, que constituye el eje central. Tampoco se define lo que quiere decir  catalanismo. Tampoco se hace con otro concepto utilizado al llegar a economía, que es el de ordinalidad. Para entenderlo hemos de buscarlo en el lenguaje que utilizan los teóricos del nacionalismo. En ningún caso son compatibles con los elementos teóricos propios de una organización de izquierdas.
 No se habla en ningún momento de que el concepto nuclear de nación, cívico y no étnico, es el de Estado de derecho. Y el Estado de derecho que vivimos se llama España y los socialistas catalanes ( junto a los vascos, andaluces, madrileños ) han de luchar conjuntamente porque este Estado de derecho sea consecuente y garantice los derechos políticos, sociales y económicos de todos los ciudadanos españoles.